El Periscopio Indiscreto

¿Quién no conoce hoy en día a Peter Griffin? La popular serie “Padre de familia” (“Family guy”) se ha convertido en el pan de cada día. Algunos la han comparado con la peculiar familia Simpson, pero en mi opinión, los Griffin van más allá. Si en la serie de nuestro queridos seres amarillos hemos encontrado a personajes como un policía corrupto, un padre borracho y vago, una madre adicta al trabajo de casa, una hija inteligente y arriesgada, un payaso depresivo y obsesionado con el dinero o un maleante psicótico, en Padre de Familia han sabido ir más lejos; un perro parlante alcohólico, un padre más borracho y más gordo que Homer, una esposa tan atractiva como activa, un vecino ninfómano y pervertido, un hombre de color con secuelas por las drogas, una hija fea y repudiada por todos, un hijo gordo y con el coeficiente intelectual de una patata y un bebé cuya única obsesión es dominar el mundo y asesinar a su madre.

Las tramas de esta familia, que se barajan entre lo absurdo y lo desternillante, suceden en la ciudad de Quahog. A lo largo de estos años hemos podido asistir a episodios en los que ocurren cosas disparatadas; cuando Peter devora las piernas de Joe, cuando Meg sale con el excéntrico Neil Goldman, cuando Peter se queja a Lois por su falta de movilidad sexual, afirmando que “el otro día parecía que lo estuviera haciendo con la almohada”, a lo que ella responde: “Peter, el otro día estaba en casa de mi madre…”, etc.

Son estos diálogos lo que nos ha hecho sucumbir a los indudables encantos de una familia que cada día consigue más adeptos. No es una serie para niños, aunque tampoco lo tiene que ser necesariamente para adultos… todos deberíamos dejarnos encantar por Peter, Brian y el resto.
Pero, ¿dónde reside el verdadero éxito de “Padre de familia”? Tal vez no sea tanto por los peculiares personajes, ni por los diálogos absurdos y divertidos, ni siquiera por las tramas de un humor desenfadado… En mi opinión, el éxito de esta serie se debe a que, a pesar de mostrarnos escenas de dudosa integridad, insultos continuos, etc., nos hacen llegar su carácter de familia americana de clase media. Seamos sinceros, ¿de verdad nunca nos hemos sentido identificados en alguna de las tramas de esta familia?
Esperemos que “Padre de familia” siga siendo el azote de América durante muchos años más. Una serie realmente excelente (como diría el Señor Burns).




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